Compartir en:

Por Dr. Amín Cruz

“Todos debemos ir creando una cultura política de responsabilidad, interés y participación en la vida pública”.

En 2024, un año definido por su importancia electoral, cerca de la mitad de la población mundial ejercerá su derecho al voto, marcando así el futuro político de sus naciones. Este hecho histórico coloca a los sistemas electorales frente al reto de garantizar elecciones libres y justas, no solo con el fin de asegurar un proceso electoral seguro, sino de fomentar una democracia robusta y duradera.

«The Economist Intelligence Unit», la división de análisis e investigación de The Economist Group, ha revelado en su Informe Anual del Índice de Democracia 2023, la situación actual de 167 democracias alrededor del mundo. Evaluadas en una escala de 0 a 10 en cinco categorías distintas – proceso electoral y pluralismo, funcionamiento del gobierno, participación política, cultura política y libertades civiles – el índice sitúa a Noruega, Nueva Zelanda e Islandia como líderes en democracia, mientras que Afganistán ocupa el último lugar.

El informe no solo destaca los países con mejor desempeño, sino que también subraya los retos significativos que enfrenta cada nación para alcanzar una gobernanza más inclusiva y representativa. A pesar del compromiso con los principios democráticos fundamentales, ninguna democracia se considera perfecta.

Alarmantemente, el Democracy Index 2023 ha señalado un descenso en el promedio global de democracia a 5.23, el más bajo desde el inicio de su publicación en 2006. Este retroceso se evidencia también en el aumento de regímenes autoritarios, que ahora gobiernan al 39.4% de la población mundial, en comparación con el 36.9% en 2022.

Una posible explicación es el surgimiento de movimientos populistas y autoritarios en diferentes partes del mundo, que socavan los principios democráticos fundamentales. Estos líderes a menudo prometen soluciones rápidas a problemas complejos, pero su ascenso al poder a menudo conlleva la erosión de la separación de poderes, la independencia judicial y la libertad de prensa.

«Todos debemos ir creando una cultura política de responsabilidad, interés y participación en la vida pública,» las mujeres y hombres progresistas debemos unirnos, hago un llamado a la acción para contrarrestar estas tendencias y reafirmar los fundamentos de la democracia liberal de nuevo tipo que sea en base de la justicia, paz, libertad, prosperidad y libertad de Prensa.

La discusión sobre estos temas es crucial y necesaria, especialmente en un momento en que las democracias globales enfrentan desafíos sin precedentes. La situación actual exige un análisis profundo y una respuesta coordinada para preservar los valores democráticos en el mundo.

La creciente polarización política y la desigualdad económica también están socavando la salud democrática en muchos países, cuando los ciudadanos se sienten marginados o excluidos del proceso político, es más probable que pierdan la fe en el sistema y busquen alternativas más radicales, esta polarización afecta también al modo en que se desarrolla el debate público y contribuye a producir imágenes sesgadas, estereotipadas y hasta falsas de la realidad.

Entonces, ¿qué se puede hacer para abordar estos desafíos y fortalecer la democracia en todo el mundo? En primer lugar, hay que fomentar una cultura cívica sólida donde se promueva el diálogo constructivo, el compromiso cívico y el respeto mutuo entre diferentes grupos y opiniones políticas. Esto puede ayudar a reducir la polarización y a construir consensos en torno a soluciones democráticas a los desafíos comunes que enfrenta la sociedad.

Según el Informe Estado de la Democracia en el mundo 2023, realizado por el Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA), los datos señalan una tendencia continua hacia una participación comprometida y entusiasta. Las personas siguen haciendo oír su voz, saliendo a las calles y participando en redes sociales para expresar su descontento con el declive económico, las restricciones de los derechos y las políticas que consideran injustas y poco representativas.

La importancia esencial que reviste en una democracia el derecho y la idea de justicia, definida como el más alto nivel posible de compatibilidad entre los intereses en juego, el criterio principal de la justicia es el máximo de libertad viable para el mayor número posible de actores.

La meta de una sociedad democrática es conciliar la mayor diversidad posible con la participación del mayor número posible en los instrumentos y los beneficios de la actividad colectiva. Si queremos construir sociedades más justas, inclusivas y prósperas, debemos trabajar juntos para fortalecer y proteger nuestras instituciones democráticas, con la garantía de que todos tengan voz y voto en el proceso político.

Debemos ejercer el derecho al voto, identificando el mejor candidato que pueda hacer la diferencia desde el poder a favor del pueblo, de esta forma evitamos en estas elecciones que ganen esos políticos que han prometido y prometen construir puente donde no hay río, “Los políticos siempre hacen lo mismo: prometen construir un puente, aunque no haya río”, Nikita Jruschov.

En última instancia, la salud de la democracia en todo el mundo depende de la voluntad y la participación activa de la ciudadanía en la defensa de los valores democráticos fundamentales.

“La democracia va más allá, se nos olvida el día después de la elección. Es decir, la rendición de cuentas, la transparencia, la participación ciudadana y el derecho de los electores a reclamarle a quien le han dado su preferencia”.

Dr. Amín Cruz, CEO, presidente y Fundador del Congreso Hispanoamericano de Prensa, Padre y Embajador de la Prensa latinoamericana, Diplomático ante la ONU, periodista, escritor en USA.


Compartir en:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Verificado por MonsterInsights